La composición fotográfica se aprende practicando, sí. Pero esa práctica, cuando está basada en ciertas líneas generales, convenciones, puede ser mucho más enriquecedora. Se les suele decir «Reglas de composición fotográfica». Vamos a revisar 5 de ellas.
Lograr un impacto en el espectador a través de una imagen tiene mucho más que ver con el punto de vista desde el que uno dispara. Y con cómo se colocan los elementos en el encuadre. No tanto con el sujeto mismo que se captura. Una buena composición fotográfica logra armonía allá donde no la hay. O donde sólo había potencial.
Componer adecuadamente puede transformar una fotografía ordinaria en una representación visual admirada y valorada. La composición es, a las finales, contar una historia a través de una sola imagen, utilizando sus elementos.
Equilibrar visualmente la escena, distribuir correctamente los elementos y escoger qué es lo que queda fuera del encuadre son decisiones subjetivas del fotógrafo. La composición fotográfica es, entonces, también una selección. Hasta un descarte. «Esta palmera aquí funciona porque la línea que forma con su tronco se contrapone a la pared vertical de ese edificio». Tal vez, ni siquiera y solo ensucia la meritoria presencia de ese edificio con esa esquina llena de arquitectura.
Ese equilibrio visual es un criterio que se va puliendo. La distribución de los elementos dentro del encuadre puede guiar los ojos del observador, contándole una historia sin esfuerzo. El desequilibrio, por otro lado, puede causar incomodidad o distracción. Las líneas pueden marcar esa guía. O quizá es el espacio amplio de un solo color, que a la vez puede servir para aislar y destacar a un sujeto. La combinación de ambas, también, es una posibilidad con potencial.
¿Cuáles son las 5 de las reglas de composición fotográfica más básicas pero útiles que pueden llevar tu fotografía a nuevos niveles? Sigue leyendo.
1. Regla de los Tres Tercios
Si hablamos de las reglas más fundamentales, la regla de los tres tercios podría considerarse en la contienda. Esta forma de componer suele crear imágenes visualmente equilibradas que nunca dejan de tener atractivo. Para aplicarla, basta con dividir la imagen (hoy los teléfonos inteligentes y cámaras de todo tipo vienen con visores que traen estas líneas digitalmente) en una cuadrícula de 3×3, resultando nueve partes iguales. Son cuatro líneas, dos horizontales y dos verticales que crean cuatro puntos de intersección que sirven para colocar puntos de interés. La mayor parte de las veces, con solo ubicar elementos en esas intersecciones la imagen gana en impacto visual, atrayendo al espectador.
Activar la cuadrícula en la pantalla de la cámara o celular o simplemente dividir imaginariamente la escena es un hábito que va potenciando un ojo fotográfico. El cerebro va aprendiendo estos patrones y para el fotógrafo se va haciendo más fácil alinear los sujetos principales con las líneas o puntos de intersección. En el ejemplo clásico de un atardecer en la costa, el horizonte quedaría a lo largo de una de las líneas horizontales y darle más espacio o al cielo o al mar, destacando los tonos cálidos del atardecer.
Es tan poderosa que a veces cuesta olvidarla y eso también es una desventaja. Debemos tomarla como una regla que está ahí y que permite tener una mejor comprensión de la composición fotográfica, pero no es, ni mucho menos, inquebrantable. Romperla puede ser la decisión inicial de una imagen excepcional.
2. Líneas guía
Dirigir la mirada del espectador. Crear sentido de orden. Darle estructura a la imagen. Las líneas guías son la principal herramienta para lograr todo eso en una fotografía.
Pueden ser horizontales o verticales. Las horizontales aportan estabilidad y tranquilidad; las verticales energía y movimiento. Utilizarlas estratégicamente puede convertir una imagen común en una visualización inolvidable.
La calma y amplitud de las líneas horizontales se puede apreciar bien en una línea posicionada en el horizonte, que guía lentamente al espectador a lo largo de la imagen. En cambio, utilizar líneas que se movilizan verticalmente, como ríos, caminos y filas de árboles permiten dirigir la atención al fondo de la escena. Es una forma de decirle al espectador que debería explorar intrincadamente la imagen. Las líneas verticales aportan también altura y grandeza. Árboles, edificios y columnas son algunos de los muchos objetos que pueden encarnarlas.
La combinación creativa entre esas líneas horizontales y verticales entrega muchas más opciones aún, entregándole una profundidad visual a la imagen, separándola incluso por capas y dotándola de perspectivas.
3. Equilibro y simetría
Tener un sentido de equilibrio en fotografía es buscar la armonía. La distribución de elementos puede ser simétrica o asimétrica.
Si se quiere transmitir orden y estabilidad, se pueden colocar los elementos de manera similar en ambos lados de la imagen. Si se busca dinamismo, se puede jugar con los pesos visuales, por ejemplo compensando elementos grandes con detalles pequeños o darle protagonismo a áreas vacías.
Con ambas opciones se puede destacar el sujeto principal y mantener la atención del espectador. La elección tiene que ver más con lo que quieras transmitir a través de tu imagen y de tu apreciación estética.
4. Espacio negativo
Toda área vacía que rodea a un sujeto principal puede considerarse un espacio negativo. Pero su nombre no le hace justicia, porque no puede ser considerado un mero vacío. Es un elemento que carga con el importante rol de destacar al otro, aportando tanto al equilibrio como a la narrativa visual. Interesante cómo el espacio negativo puede forjar una conexión emocional más fuerte entre el espectador y la obra.
¿Minimalismo? Puedes dejar ese cuadro como protagonista rodeándolo del papel mural. ¿Soledad? Prueba colocando a un sujeto en el centro del encuadre, pequeño, rodeado por un gran cielo. ¿Tranquilidad? Que solo se vea el pie tocando un agua calma con la punta del dedo. Ejemplos como estos pueden hacer que el espectador se enfoque en el sujeto, resultando en una mayor prominencia del mismo. Además, el contexto y el ambiente complementan la historia. Resolver la disyuntiva entre tensión y balance es importante en el uso del espacio negativo.
5. Enmarcado natural
Cualquier elemento del ambiente puede servir como un marco para el sujeto: una reja, una puerta, arcos, ramas, sombras. Las posibilidades son infinitas y tan variadas como el límite de la creatividad del fotógrafo.
Esta regla añade una capa de profundidad y entrega también mucho contexto a la imagen. Es como si estuviera mirando a través de algo hacia la escena.
Otra ventaja de esta regla es la atenuación de las distracciones. Al enmarcar al sujeto, se centra el enfoque. Es importante que el marco complemente al sujeto y que ajustes la exposición equilibrando las áreas iluminadas y sombreadas.
Las reglas de composición fotográfica son guías que aceleran la comprensión sobre el arte de la fotografía. Su uso es capaz de potenciar, insistir, destacar. Y la fotografía es siempre, una objetivación de la realidad. Pura intención. A medida que las practiques te darás cuenta que tanto vale respetarlas como quebrarlas. Si quieres saber más de mi trabajo fotográfico en Lente y Encuadre o contratar servicios de fotografía, puedes visitarme aquí o en mi Instagram.
Puedes leer más sobre reglas de composición fotográfica aquí:
Composición fotográfica – Reglas de la composición – Capture the atlas
¿Cuáles son las reglas de la composición fotográfica – Instituto Europeo de Periodismo y Comunicación
100 consejos exprés para mejorar la composición de tus fotos – Blog del fotógrafo