Uno de los elementos más importantes de la fotografía es el color. Ya sea blanco y negro o con todos los del arcoíris, el color es puede transformar completamente una imagen. Nuestra percepción visual se estimula con ellos, por lo que pueden marcar una gran diferencia en la calidad de la fotografía.
La teoría del color, entonces, se convierte en una herramienta esencial para los fotógrafos y fotógrafas, ofreciendo un marco para combinar y contrastar diferentes tonalidades. Las composiciones que nacen de un buen uso del color suelen ser tan visualmente atractivas que resuenan emocionalmente.
La rueda de colores es una herramienta útil para ubicar visualmente los diferentes colores, primarios, secundarios y terciarios. Los complementarios están opuestos en la rueda y generan un contraste llamativo. Los análogos se encuentran juntos y la sensación puede ser más armoniosa. Es buena idea guiar la atención del espectador a través de estas combinaciones y así destacar elementos específicos dentro del encuadre.
Es indudable que la psicología del color juega un papel crucial al momento de transmitir emociones a través de una imagen. El rojo, naranja y amarillo, colores más cálidos, suelen estar asociados con sentimientos de energía, pasión y alegría, mientras que los colores fríos como el azul, verde y púrpura evocan calma, serenidad y melancolía. Armados con estas asociaciones, los profesionales de la fotografía pueden potenciar el impacto de la narrativa visual.
Usar el color en la fotografía no solo mejora la estética de la imagen, sino que permite profundizar su capacidad para contar historias y comunicar emociones.
Asociaciones de colores y emociones
Al componer fotográficamente, buscar las asociaciones psicológicas de los colores del sujeto o paisaje permite intentar influir en la percepción y emociones del espectador. Como mencioné anteriormente, los colores cálidos, como el rojo, el naranja y el amarillo, son conocidos por evocar sentimientos de energía, entusiasmo y felicidad. Así, una fotografía del amanecer, llena de tonos naranjas y amarillos, puede transmitir optimismo y vitalidad.
Un paisaje de un bosque, por ejemplo, con colores como azul, verde y púrpura podrían asociarse con la calma, la serenidad y la reflexión. Una imagen de un paisaje marino, con diferentes matices de azul, puede inducir una sensación de paz y tranquilidad en el observador. El verde de una pradera, podría reforzar la conexión con la relajación y la renovación.
Tu producción fotográfica puede recibir un gran impulso si incluyes la psicología del color en la composición. Un retrato que usa un fondo azul puede resaltar un efecto relajante, sobre todo si consideras que la personalidad del sujeto es tranquila. Por otro lado, en eventos deportivos, donde existe emoción y energía los tonos rojos y naranjas pueden obrar maravillas, intensificando esas características.
Los fotógrafos y fotógrafas, como artistas visuales, buscan manipular la respuesta emocional del espectador intencionadamente y el combinar los colores de manera estratégica es una habilidad central para ese objetivo. Comunicar un mensaje particular o suscitar una reacción específica es más fácil entendiendo el efecto psicológico de los colores.
Manipular el color en la fotografía
Una de las técnicas más comunes para manejar el color es el uso de filtros, los cuales pueden colocarse frente al lente para modificar los colores naturales de la escena. Estos accesorios permiten acentuar o suprimir ciertos tonos, creando una atmósfera específica. Un filtro amarillo puede hacer que una imagen diurna parezca más cálida y acogedora y un filtro azulado entregará más frialdad a una fotografía nocturna.
Hoy en día, los programas de edición, en formato software o servicio en línea, permiten ajustar características como la saturación y el tono de los colores. La saturación, por ejemplo, intensifica los colores, lo que puede hacer la imagen más vibrante. Reducirla crea un ambiente más melancólico y sutil. El tono, otro ajuste, permite cambiar el matiz de los colores, logrando efectos visuales muy distintivos para la fotografía.
La iluminación es otro aspecto fundamental que se apoya en el color. Las luces de colores específicos o jugar con la temperatura de la luz cambia completamente el carácter de una fotografía. La luz cálida proyectará tonos amarillos y naranjas, evocando sensaciones de calidez y confort. En cambio, una luz fría, con tonos azules, puede generar una atmósfera de tranquilidad o incluso de frialdad.
No se nos puede quedar afuera la técnica de la monocromía y la fotografía en blanco y negro. Si quitamos el color, el énfasis se dirige a otros elementos compositivos, como la textura, las formas y el contraste. Esto obliga al espectador a fijarse en detalles que de otro modo podrían pasar desapercibidos. La monocromía puede llevar al máximo la expresión emocional al centrarse en los valores tonales, simplificando la narrativa visual y potenciando la carga emocional de la imagen.
Aunque muchas veces no es posible controlarlo del todo, el uso del color en la fotografía es un aspecto que puede complementar maravillosamente tus capacidades de encuadre y composición. Así me ha pasado a mí. Si quieres saber más de mi trabajo fotográfico en Lente y Encuadre, puedes visitarme aquí o en mi Instagram.
Puedes encontrar más información en:
La importancia del color en la fotografía – Club de fotografía
5 libros para entender y trabajar bien el color en fotografía – Photolari
Cómo sacar todo el partido a la fotografía a color – Xataka